Ignacio de Loyola, el MAG+S y tú
José María Rodríguez Olaizola s.j.
Hay una ambición que hace daño en la vida. Es lo contrario de la humildad. Es la ambición de quien necesita trepar a base de dejar a otros en el camino. La de quien necesita brillar para cegar a otros, acaparar para vencer, y acumular para demostrar que vales. Esa ambición es insaciable y está centrada en el propio ego. Termina llevándonos a perseguir espejismos.
Hay otra ambición, en cambio, que es necesaria. Y es lo contrario de la mediocridad. Es la búsqueda de respuestas, sin conformarse con tópicos. Es querer crecer -con otros- para llegar a ser la mejor persona que puedes ser. Es el anhelo de pasar por el mundo echando raíz y dejando una huella buena en la vida de las personas. Es la valentía de saltar al vacío y arriesgar cuando merece la pena, para encontrar a los otros y a Dios.
A esta segunda ambición nos referimos cuando hablamos del MAG+S. Es vivir más, querer más, creer más, soñar más… o como aprendemos de Ignacio de Loyola, amar y servir más. Ignacio lo aprendió en su propia vida, al no conformarse con las convenciones de su época, con el fracaso de sus proyectos, o con la espiritualidad de su tiempo. Él plantó cara a expectativas familiares, derrotas vitales y un Dios distante, y buscó, en su interior, en los caminos de su mundo y en Dios, otras respuestas. Y así, peregrinando por fuera y por dentro, las encontró y las compartió.
Eso es lo que supone, también, lanzarse al MAG+S en la próxima JMJ. Al hacerlo te harás tú también un poco peregrino. Sales de tu tierra, te adentras en un espacio que no conoces, con gente distinta. Dispones los sentidos para absorber aromas, ruidos, historias, palabras que pueden ser nuevas. Ojalá sean semilla para ti. Ojalá te ayuden a hacer del MAG+S una lógica constante en tu camino y en tu historia.