CENTROAMÉRICA | 11-ENE-2019
La cena acaba de terminar y Federico Gómez Brúa no puede disimular la emoción que le provoca el saber que la aventura en la cual se inscribió hace un año, en Argentina, está a punto de comenzar.
Sonríe. Su mirada denota lo ansioso y entusiasmado que está. Bromea con sus compañeros y cuando se le pregunta qué espera de MAGIS 2019, no duda en afirmar que “desea conocer a los centroamericanos”.
Esa misma emoción la experimenta Laura Balmaceda, quien dice estar muy feliz “pues me ha encantado la bienvenida, los saludos y el servicio del equipo MAGIS en El Salvador”.
No deja de sonreír mientras aprecia el movimiento que a esta hora hay dentro de las instalaciones de la Universidad Centroamericana (UCA) José Simeón Cañas, en San Salvador, El Salvador. “Espero llevarme un grato recuerdo de esta aventura que apenas comienza”, comparte la joven argentina.
De Sudamérica, también llegó a suelo centroamericano el uruguayo Federico Cattaneo, quien participó en MAGIS Polonia 2016 y no dudó en sumarse a este MAGIS que comenzó a reunir desde ayer a jóvenes ignacianos de todos los continentes. “Yo espero conocer no solo la realidad centroamericana; sino dejar algo mío acá”, comparte.
Los rostros, los deseos y las expectativas de cada uno de estos jóvenes, han comenzado a escribir desde ayer una historia común que tiene un hilo conductor: el más que Dios ha impreso en sus corazones como una invitación a asumir la vida y la vocación particular en función del mayor bien universal.
Y muchos de esos rostros se han visto sonreír en Panamá, adonde llegaron los jóvenes que integran las delegaciones de Bolivia, Paraguay, China y Zimbabue. En Guatemala, el recibimiento a las delegaciones de Brasil, Ecuador y Polonia se vivió en un ambiente de emoción, expectativa y hospitalidad de parte de las familias que han acogido a los jóvenes peregrinos en sus hogares.
En Honduras y en Costa Rica, la visita de las delegaciones internacionales ha comenzado a suscitar esperanza en la vida de todos aquellos que han aunado esfuerzos en la organización de este evento en el que -¡sin duda!- los jóvenes son los protagonistas de una gran vivencia humana y espiritual que marcará un antes y un después en su camino de seguimiento a Jesús.
¡Bienvenidos a Centroamérica! ¿Con cuánto MAGIS vivirán esta aventura?