La esperanza de la juventud y la iglesia en esta pandemia

Por Antonio de la Cruz

Esperanza... qué complicado es tener en mente esta palabra que en sí encierra un gran misterio, y, que en mis propias palabras de joven se traduce a esperar con fe y ánimo. Aún con el optimismo que hoy en día muchos tenemos y hemos mantenido, la esperanza es difícil de conseguir. Vivir una pandemia que nos ha encerrado por meses y que nos ha hecho acoplarnos a nuevos sistemas laborales y educativos no ha sido tarea fácil.

Estos meses de encierro y cuarentena nos han dejado dolor, tristeza e incluso desesperación, pero la Iglesia nos invita a tener esperanza y a confiar en el Señor que siempre está junto a nosotros y nos da su mano.

Hoy en día podemos ser testigos y hacedores de cambio. Los medios digitales han sido una herramienta muchas veces mal aprovechada pero que en estos días las iglesias y grupos parroquiales han utilizado para seguir en cercanía con todos los que buscamos a Dios, sin importar el encierro o la enfermedad. Todos estamos invitados a llevar esa esperanza a los demás, a quienes sufren y a quienes a pesar de sus esfuerzos no logran alcanzarla.

Desde nuestro modo de proceder y de ser hermanos, podremos ser partícipes y hacedores del reino para todo, en especial para los jóvenes que, al igual que nosotros, buscan a ese Jesús que nos dice: "vamos, yo he vencido al mundo".

Nuevos retos y oportunidades surgen, todo dependerá de cómo estemos dispuestos a tomarlos. Pero lo más importante será esperar. Todo lo que está pasando nos dejará lecciones que en el camino se irán desarollando, y cada uno de nosotros podrá superar y conseguirá salir delante.

Porque al final de todo, ¿quién nos podrá apartar del amor de Dios? Sabemos que "Dios dispone todas las cosas para el bien de los que le aman", (Romanos 8, 28).

(El autor es integrante de la Comunidad Magis Guatemala).

Este artículo se publicó en la segunda edición de la revista digital IUVENTUS.